Wednesday, April 12, 2006

Ya no me acuerdo de cuando fue la última vez que estuve en Benicarló disfrutando las Fallas. De hecho, desde que fui a estudiar a Barcelona, ha sido difícil tener largas vacaciones durante tan valenciano evento. Posiblemente, las Fallas son fiel reflejo del espíritu regional: mucha fiesta, mucha crítica y mucho, mucho ruido. Después se queman las Fallas y todo sigue como si nada hubiera pasado.

Hace unos día estuve explicándoles a unos amigos los entresijos de la fiesta y resulta que les pareció algo extraño. No acabaron de entender la devoción de los valencianos hacia el fuego y el ruido. Supongo que, como todas las tradiciones populares, sorprende a todo aquél que no lo haya mamado desde la cuna.

Otra conclusión que saqué de tal explicación fue la cantidad de "á" en nuestro vocabulario fallero. Que sería de nuestras queridas Fallas sin una vespertina despertá, una buena mascletá, y una espectacular cremá final.

fallas