Después de un período de cierta incertidumbre, se ha confirmado que me quedo otro año más en Bruselas. Y no sólo eso, además Diciembre del 2006 se perfila como una posible fehca para la defensa del Doctorado. Son estas novedades un síntoma de que ya llevo en la Vrije Universiteit Brussel un tiempo considerable.
Aprovechando que hoy es un día propicio para la reflexión introspectiva como consecuencia de las adversas condiciones atmosféricas, he empezado a escribir y las ideas se pelean por salir a la luz.
Hace unos días estuve mirando unas fotos de cuando llegué aquí hace tres añitos, añazos. La conclusión es que el cambio físico es aparente, más difícil es medir el cambio interior. Yo creo que en este tiempo he perdido algo de esa ingenuidad que siempre me ha acompañado. A pesar de ello, si rasco un poco en la superficie de las capas que se han ido formando a base de tener amistades efímeras, con fecha de caducidad, aún me reconozco. Me doy cuenta de que me he vuelto más cruel, pues a veces me sorprendo con comentarios con una carga no despreciable de resentimiento. Un resentimiento que yo atribuyo al hecho de que las cosas no salen siempre como a uno le gustaría, y la mayoría de gente que me apoyaría está lejos, a mil kilómetros. Algunas veces echo de menos más sentimientos verdaderos y menos momentos de letargo emocional.
Por cierto, también añoro una pareja que me aporte un poco de estabilidad, que me ayude a no fijarme en todas las chicas que se cruzan en mi camino y así me pueda centrar un poco. Debo notar que ya he encontrado a alguna candidata, lástima que no haya salido bien. Para ser sincero no he tenido mucho éxito en estos últimos tiempos, desde que corté con Andrea.
También han pasado cosas buenas que me han ayudado a desarrollarme como persona, pero prefiero dejarlas para otro momento más adecuado. Ahora me tengo que ir, la vida erasmus me reclama...
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